Flores...
El
lenguaje de las flores es todo un mundo. Para gustos los colores, y como no,
para gustos son las flores.
Cuenta
una leyenda griega, y no es invención mía, que un buen día una bella diosa se
perdió en el bosque hasta llegar a un lugar donde abundaba el fango y se
hundió. Este espacio había sido creado por los dioses para los seres cuyo
destino había sido fracasar en la vida. Pero la joven diosa luchó miles y miles
de años hasta que logró salir de allí convertida en una bella Flor de Loto; simbolizando
así el triunfo de la perseverancia ante situaciones adversas.
Para
la india, su símbolo nacional actual, simboliza divinidad, fertilidad, pureza,
belleza, riqueza, conocimiento e ilustración. Y para los budistas, esta flor
que se alza sobre el agua, sirve como trono para Buda, indicando procedencia
divina. También para la cultura China, el Loto, ha sido de vital importancia,
ya que su fruto ha sido utilizado para fines medicinales, aromáticos,
gastronómicos y sedantes.
Es
por eso que desde que conozco esta leyenda, tengo predilección por la Flor de Loto.
A todos en esta vida nos ha tocado vivir episodios donde, según las circunstancias,
hemos tenido que ser perseverantes para conseguir nuestros objetivos y salir de
situaciones que nos han sido adversas. Todos hemos sido pues, esa Flor de Loto.
Pero
no solo posee belleza dicha flor. Como he mencionado anteriormente, el lenguaje
de las flores es todo un mundo. Cada flor posee un significado que la
caracteriza. Nos pueden gustar varias, pero todos tenemos predilección por una
en concreto. Yo he elegido a cuatro en este poema que mejor me definen y más me
gustan… porque hay tantas por las que apostaría, que nunca, y en esta ocasión,
conseguiría que la palabra me abandonara. Desde la rosa, por su amor, su belleza, romanticismo, agradecimiento, e
incluso por los celos por ser la rosa amarilla quien la caracteriza, pasando
por la seducción, sensualidad, erotismo y pureza en el amor de la bella orquídea. Y desde el lado salvaje y
delicado de la amapola, hasta la
belleza suprema y constancia de la Flor
de Loto.
Cuatro
flores son, cuatro, para definir la belleza y el amor de una sola mujer.
Te debo tantas flores,
¡tantas! por ser tú, mujer, la reina de todas ellas…
Dicen
que las comparaciones son odiosas, pero en este caso, debería ser todo un placer.
Flores
Te
debo flores.
Te
pienso en rojo,
y
aquí tan cerca
te
siento rosa.
Te
pienso en blanco,
e
igual que antes,
te
siento rosa.
Y
te quiero rosa.
Te
busco mía.
Y
te quiero orquídea.
A
veces ella,
a
veces rosa,
te
pienso bella.
Así
tan pura.
Y
siempre mía.
Te
debo flores,
bella
amapola.
Y
así salvaje,
(a
ti)
así
te quiero.
A
veces rosa,
otras
orquídea,
…y
amapola.
Paleta
de colores
en
la lejanía.
Te
siento cerca,
te
busco mía,
te
pienso bella,
mi
Flor de Loto.
Las
más queridas,
la
más hermosa,
y
solo hay una,
mujer
bonita,
te
debo flores.
(Flores,
2013)
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