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S'estan mostrant les entrades d'aquesta data: maig, 2013

Respirar-te…

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M e falta el aliento. T engo tu nombre atravesado en mi garganta. Y sin embargo (te) respiro. (Respirar-te, 2013)

Ora el silencio…

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Donde habita una pausa reza el silencio…             Ora el silencio            He ‘escrito’ un silencio en una hoja en blanco.            -¿Dónde? -tú me dirás.            Y yo te respondo: -Un silencio no se lee, se respira… (ora el silencio, 2013)

La España del siglo XXI...

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He buscado entre las gentes un motivo de alegría. Más allá de los ‘suyos’ no he logrado encontrarla. Camino por las aceras de una ciudad habitada por el desempleo y puedo palpar la tristeza; nunca antes me había encontrado todo ‘esto’. Miradas ausentes, gente asustada, una media sonrisa y unos andares costosos. Creía en otro tipo de ‘pobreza’, en esa pobreza de antes, la del tiempo de mis abuelos… pero en realidad ellos eran mucho más felices de lo que somos ahora en esta época. Sí, lo eran; no tenían nada y te lo daban todo. Hoy en día la ‘pobreza’ va más allá de todo aquello. Pero ahora… ahora nunca me hubiera llegado a imaginar a la gente rebuscando entre contenedores; se me encoge el alma solo de pensarlo, y más aún de verlo. Y de pensar en toda esa gente ‘sin techo’… ¡cómo está el país! Podría hablar de la clase política, de los recortes en educación y sanidad, (de por qué ‘no’ en el ejército) de la (in)justicia española, de los desahucios… podría hablar de todo ello, podr

Respiro...

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C omo una bocanada de aire fresco  en el ambiente… respiro. (Respiro, 2013)

Nostalgias del ayer y mías...

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Cuando la vida te da la mano a veces se tiene la sensación de que las cosas son mucho más fáciles. Otras veces no es así. El hombre por naturaleza tiende a complicárselas muchas veces. Las nostalgias son recuerdos de nuestro viaje continuo del día a día. Y aunque vivamos en presente, el ayer resta siempre entre nosotros. Otra cosa distinta es que vivamos anclados a él. Pero muchas veces en nuestros ratos de soledad andamos hurgando en esos momentos; esos recuerdos felices o no de los años que van arrugándonos la piel, pero no el alma. Siempre habrá una lágrima, una sonrisa, una mirada hacia ellos; los sentimientos no pueden esconderse,  mucho menos las personas que se han subido a nuestro tren. El ayer sabe tanto de nosotros como nosotros sabemos de él. De todas maneras, haz de tu vida un tiempo presente sin olvidar todo lo que has vivido hasta hoy. Todo en esta vida son lecciones y las nostalgias se encargan muchas veces de recordárnoslas, aunque el olvido se meta de por m