Versos dormidos...
Un
lápiz sin punta.
Palabras
dormidas entre pupilas.
Estalla
el silencio en una hoja de papel
que amarillea
con el tiempo;
¡segundo
a segundo!
(en
un reloj que avanza sin piedad)
¡No
se desliza el verso,
no
estalla la poesía!
Me sigue
faltando el aire.
Y aún
así, sigo siendo…
pluma
entregada al principio.
Preñada
de toda ella,
¡a
gritos, fiel!
(Febrero 2013)
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