Hambre de silencio...


Me gusta el silencio en sus inicios, me gusta incluso cuando calla; pero el silencio medio dormido me asusta, me gusta más cuando está despierto. El silencio en sí no dice nada, pero cuando está acompañado de alguien entonces sí que habla. Me gusta el silencio cuando lo pienso, incluso me gusta cuando lo esbozan mis labios. Me gusta saborear la palabra y al paladar me resulta bastante más especial que la manzana de Eva. Me gusta el silencio hasta en sus letras, me gusta escribir la palabra, me gusta poder jugar con ella y hacer de él un verdadero poema. Me gusta tener la certeza de que siempre lo tengo. Me gusta el silencio; pero más me gusta cuando tú me hablas…

Sabe más el silencio de mí que yo de él…





Hambre de silencio, 2014.



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