Emocion-es...
Caspar David
Friedrich - “Mujer asomada a la ventana” (1822, óleo sobre lienzo, 44 x 37 cm,
Alte Nationalgalerie, Berlín)
La rutina que se
esconde,
el camino que
regresa,
el cafè puesto en
la mesa,
el silencio y la
pereza.
Los momentos que se
prestan
y el sol tras la
ventana.
La camisa
descubierta,
la sonrisa que se
muestra,
y otra taza de cafè
dispuesta.
Son las siete de la
mañana
y ese cruce de
miradas,
la autopista ya va llena.
(Emocion-es, abril
2018.)
La joven esposa de
Caspar David Friedich, Christiane Caroline Bommer, posó para este cuadro en el
estudio donde solía pintar su marido. La situación de la casa del pintor en la
misma orilla del río Elba, de la ciudad de Dresde, hacía de su ventana un
encuadre visual y virtual de cambio, de movilidad, de viaje azaroso, de
desplazamiento o de huida. La sensación visual de ese encuadre debía ser, por
tanto, un motivo para la fuga de las cosas, para la simple y etérea sensación
de fugacidad de la vida.
Pero Caspar David
Friedich no quería reflejar eso. Lo más fàcil hubiera sido asomarse él a esa ventana
y pintar lo que su mirada observava tras ella. Porque la visión de toda la
escena representada es la conciencia del observador, la del pintor y la de nosotros;
lo poco que veremos por la pequeña ventana abierta es parte del mundo desolado,
cambiante y virtual que nos ignora. La estancia interior es nuestro mundo
interior, el del pintor y el nuestro, con el cual no podemos obtener ahora más
que, quizá, unos pequeños frascos marginados y solitarios. La persona retratada
de espaldas, la esposa del pintor, es aquí ahora el deseo de querer sentir, de
querer poder llegar a ser, de poder entender, de querer ver. La imagen del
cielo límpido y celeste que vemos ahora en la alta ventana de cristales, algo
que ella no está mirando porque no lo puede ver, nos ilumina así el sentido
inalcanzable , incomprensible, como el mundo; de la visión completa de la
misteriosa obra. Algo que solo desde lejos, distanciándonos, podemos apreciar
siempre de las cosas. Como el pequeño encuadre limitado del paisaje, como la
pequeña estancia gris y desolada del estudio, como los extremos artificiales de
los mástiles desnudos, o como la futilidad inmoral de las cosas insensibles.
Es por eso que las
emociones siempre están presentes, y esa autopista que nombro hace referencia a
ellas. La vida es arte y cafè, miradas, soledad y encuentros, momentos y un cruce
de caminos llenos de sabor... y más.
Nota: información de la obra del pintor: internet.
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